Los días 13 y 14 de del pasado mes de diciembre de 2013 asistimos al IV Simposio para profesionales organizado por la fundación ADANA. El título de las jornadas era “Disregulación emocional en el TDAH y sus comorbilidades”.

Tuvimos la oportunidad de escuchar al Dr. Russell Barkley, reconocido internacionalmente por su aportación clínica y científica sobre el TDAH en niños y adultos, con más de 35 años de experiencia sobre el tema. El Dr. Barkley empezó su conferencia refiriéndose a la continua aparición de testimonios que aseguran que “el TDAH no existe”. El Dr. alude de forma rotunda a la incuestionable evidencia científica sobre la existencia del TDAH, evidencia a la que se puede acceder revisando los innumerables estudios científicos publicados, generados por diferentes equipos de investigación independientes y repartidos por todo el mundo.

El Dr. Barkley habla también sobre las evidencias científicas en favor de la existencia de un trastorno al que llama “trastorno por déficit de concentración”, diferente al TDAH, caracterizado por cierto enlentecimiento en el procesamiento de la información; son  niños que parecen somnolientos, como si soñaran despiertos. Son niños que pasan desapercibidos en las aulas ya que no son desinhibidos ni suelen presentar problemas de conducta.

Otro aspecto sobre el que el Dr. Barkley puso especial énfasis, fuer que el TDAH es un trastorno de la automotivación: los niños no pueden motivarse a sí mismos si no hay consecuencias inmediatas. También señaló que el TDAH es el trastorno más importante del manejo del tiempo. Señaló múltiples déficit a nivel neurobiológico y neuropsicológico (afectación del lóbulo frontal, memoria de trabajo, etc) que explican las dificultades de estas personas para motivarse a sí mismas y planificar las actividades de su vida diaria. También aludió al funcionamiento del sistema límbico  (relacionado con el procesamiento emocional) exponiendo que las personas con TDAH permanecen más tiempo en las emociones primarias (rabia, enfado) con dificultades para regularlas. Por tanto las personas con TDAH tienen dificultades para la autoregulación emocional, que deben trabajarse.